En medio de la crisis sanitaria y la incertidumbre, la necesidad de resolver problemas de la emergencia podría llevarnos a pensar que no es necesaria una Planificación Estratégica. Pero al contrario de lo que se piensa, es precisamente el momento oportuno para reflexionar sobre el rumbo que ha tomado el desarrollo de nuestro rol y en particular la educación futura que queremos construir.
¿Cómo podemos prepararnos de mejor manera?
Con un Plan de Mejoramiento Educativo -PME- orientado a las nuevas necesidades y metodologías que esta crisis nos ha dejado, donde se considere a toda la comunidad educativa y su bienestar. Algunas acciones que se pueden tener en cuenta son:
– Políticas públicas propias que permitan a los establecimientos potenciarse más que nunca como un espacio para la sociabilidad, para el reconocerse con otras personas distintas, con quienes se aprende y se construye la vida social. Aspecto que se ha relevado en este largo período de distancia física.
– Desarrollo Organizacional y Humano, la sobredemanda tanto en los equipos educativos como en el alumnado han sido afectados, por lo que contar con mejores soportes técnicos, institucionales y apoyos socioafectivos, son iniciativas muy necesarias.
– Formación diferenciada, donde cada nivel pueda aprender según su desarrollo y necesidades. Por ejemplo, la Educación Técnico Profesional, una de las áreas más afectadas, ya que el aprendizaje práctico, tanto en los talleres como en los puestos de trabajo, se ha visto interrumpido, sin opción de recurrir a planes alternativos eficientes.